Pachacámac
Pachacámac, palabra que en quechua significa «alma de la tierra», es un santuario ubicado en la costa del Perú, muy cerca de Lima. Pertenece a la región de Lurín, ocupando parte de su valle, dirección sur por la Panamericana desde la capital. Fue ocupado y adaptado por las distintas civilizaciones e imperios que se fueron asentando en la costa limeña: Lima, Wari, Ychma e Inca; y con la llegada de los españoles perdió su función.
Funcionaba como santuario al dios Pachacámac, al que se le atribuía la creación del universo. Funcionó por más de 1000 años como lugar de peregrinación y celebraciones rituales, porque Pachacámac también tenía habilidades como oráculo, capaz de predecir el futuro o los terremotos. Los peregrinos llegaban anualmente, incluso desde Los Andes, para rendir culto, y esperaban allí varios días hasta ser atendidos por los sacerdotes.
Entre las construcciones que se han conservado, y que siguen restaurándose a día de hoy, podemos encontrar el Templo del Sol, el Templo de la Luna (que funcionaba como Acllahuasi), el Templo Pintado, el Palacio de Tauri Chumpi, la Plaza de los Peregrinos o la calzada inca. La zona es árida, y el salitre del Océano Pacífico hace difícil su conservación y puesta a punto, por lo que es habitual encontrar allí arqueólogos y restauradores trabajando.
Nuestra recomendación es ir con una excursión guiada desde Lima (de unas 4 horas de duración), para sacarle todo el partido. La entrada cuesta 15 soles (4€) y el sitio también tiene un museo, donde se conserva una vara de madera con el ídolo Pachacámac, una tienda de recuerdos y una cafetería. Además, si lo visitáis en primavera o verano recomendamos ir con protección solar, gafas de sol y gorra o sombrero, porque puede hacer mucho calor.
Pachacámac
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