Naturaleza
El Valle de los Monumentos es una explanada tremenda en la frontera entre Utah y Arizona (EEUU), y está dentro de la reserva de los navajos, formando parte de sus Parques Nacionales, y con algunas leyes propias. La entrada cuesta 5$ por persona. En la entrada encontramos el The View, un hotel con restaurante y tienda, y con muy buenas vistas del valle.
Como casi todo en EEUU, merece la pena llevar tu propio coche para visitarlo, pero en este caso tendrá que ser un 4×4 porque los caminos son de tierra y en ocasiones con una elevada pendiente. Se puede recorrer en unas 3 horas todo el parque, parando donde se quiera para contemplar las vistas y realizar fotos espectaculares. También se pueden contratar guías navajos en la entrada del parque o excursiones a caballo para tener una experiencia más genuina, con ambas opciones accederéis a sitios prohibidos para coches.
El mejor momento para visitarlo es o bien muy temprano por la mañana o bien al atardecer, porque así veremos distintas tonalidades en el cielo y en los «monumentos». Además es cuando hay menos gente en el recorrido, y por lo tanto más tranquilidad. Es muy recomendable llevar un sombrero para el sol y un pañuelo en la boca para evitar el polvo que se levanta.
Además, tanto para esta ruta, como para cualquier otra por el Lejano Oeste americano es muy recomendable llevar una nevera en el coche, con hielo, bebida y fruta, así como comida para picar; y así parar en cualquier momento para refrescarse y relajarse en ese ambiente tan de película del Far West (hay muchos homenajes a John Ford, John Wayne y la mitología del cine de vaqueros).

Lugares

En el Trío Viajero nos gusta visitar sitios con historia, por eso nos fuimos a ver Real de Minas de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Guadalupe de los Álamos de Catorce, más conocido como Real de Catorce. Hablamos de un pueblo minero ubicado en el estado de San Luis Potosí, y que se erigió para sacar partido a una de las minas de plata más ricas de la Nueva España (hoy México) durante parte de los siglos XVIII y XIX. Cuando las minas se agotaron el pueblo quedó casi abandonado (salvo por las peregrinaciones y el culto a San Francisco). Más tarde fue ocupado por hippies y aficionados a la New Age, y ha sido escenario de algunas películas; hoy en día es un pueblo turístico muy interesante.
Para llegar lo habitual es seguir estas rutas dependiendo de la zona de origen. No es apto para claustrofóbicos, ya que la entrada se realiza a través del túnel empedrado de Ogarrio, de casi 3 kilómetros de longitud y con una anchura que, en muchos tramos, no permite el paso de dos vehículos a la vez.
Realmente es como pasar de un mundo a otro más místico y más salvaje, una vuelta atrás en el tiempo. Una vez en el pueblo deberemos prepararnos para el calor, ya que está en una zona desértica. La comida es tradicional mexicana, picante, y los precios son muy asequibles. Para dormir hay algunos hoteles pequeños con encanto y casas que se alquilan completas, algunas con barbacoa.
La actividad principal es montar a caballo. Se puede contratar en la plaza principal negociando con los guías, que ofrecen varias rutas distintas: campo abierto, asentamientos abandonados, minas y cuevas, poblados indios, cabalgadas hacia la puesta de sol, etc… Nosotros hicimos varias, participado así de otro tiempo, uno más duro, para valientes y desesperados.

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