Respecto a los monumentos, destacan 3 por encima de otros pequeños museos y parques. La Torre de Belém del siglo XVI, ubicada dentro del Tajo y concebida como
torre defensiva rodeada de agua, se puede visitar pero es más bonita por fuera. El
Monasterio de los Jerónimos, del mismo siglo, y uno de los
ejemplos más brillantes del estilo gótico manuelino; en su iglesia están enterrados varios reyes, y su claustro, precioso, se puede visitar. Ambos son Patrimonio de la Humanidad. El tercero es el
Padrão dos Descobrimentos, de la época de Salazar, como
homenaje a los navegantes portugueses, muy sorprendente con sus 50 metros de altura.