Lugares, Miscelánea, Transporte
El río Cam se encuentra en Inglaterra (Reino Unido), y atraviesa poblaciones pintorescas como Chesterton o Grantchester (donde se localiza una serie recomendable); y, sobre todo, recorre la preciosa localidad de Cambridge (que literalmente significa «puente en el Cam»), por lo que su entorno no puede ser más inglés en el sentido victoriano del adjetivo. Antiguamente se llamó río Granta, y cambió cuando cambió la ciudad asociada de Grantebrycge por Cambridge.
La mejor forma de visitar el río Cam es entrando en él, ya sea haciendo canotaje, nadando o mediante el turístico y relajado bateo (o punting), que se contrata en alguno de los pequeños embarcaderos que se encuentran a lo largo de la ciudad en la zona más universitaria. La batea es una pequeña embarcación plana, cuyo tripulante utiliza un palo largo que dirige el movimiento al golpear en el lecho del río. Como el río es calmado el paseo resulta muy agradable.
Sus aguas son limpias, y acoge una fauna variada, tanto de peces como de aves fluviales, en armonía con la arquitectura del lugar. Los puentes que atraviesa son una maravilla, siendo variados y bonitos; destacando el puente cubierto de Los Suspiros, el puente Matemático de madera de teca entrecruzada (cerca del Queens’ College) o el puente Magdalene. Y también el entorno universitario que se divisa en ambas riveras, como la capilla de King’s College, el campus del Trinity College o los preciosos edificios de St John’s College. Sus aguas también bañan las vastas praderas verdes de Coe Fen y Sheep’s Green.
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Historia, Lugares, Naturaleza
Las cascadas (Falls en inglés) de Dochart están en el pintoresco y tradicional pueblecito de Killin, en mitad de las tierras altas (Highlands) escocesas. A medio camino entre Edimburgo (en una ruta de unas dos horas muy agradable que pasa por Stirling) y Fort William, y cuyas aguas van a parar al Loch Tay, uno de los más grandes de Escocia. La región forma parte del Parque Nacional de Loch Lomond y los Trossachs, ubicado en sus confines al noreste. Las cascadas están en mitad del pueblo, y las cruza un puente, por lo que son muy facilmente accesibles.
Los rápidos del río Dochart saltan entre rocas de distintos tamaños, con mucha potencia y con buena cantidad de corriente, por lo que forman remolinos de espuma blanca. Son accesibles a pie, hasta el punto donde quieras llegar a empaparte. Las rocas son resbaladizas, recomendamos máxima precaución al aproximarse. Se puede visitar el Old Mill, antiguo molino restaurado con su gran rueda, y que hoy en día es una tienda de artesanía y turismo. En el molino están las Healing Stones, piedras legendarias con las que San Felano curaba dolencias.
También podemos encontrar el cementerio del clan MacNab. Está en la pequeña isla Inchbuie («isla amarilla»), en mitad del río, accesible desde el puente del Dochart, cruzando una puerta de hierro. El paisaje es precioso, y tiene mucha historia ya que allí descansan los miembros más destacados del clan MacNab, uno de los más importantes en esa zona. Además se pueden observar algunas ruinas de pequeños fuertes antiguos. Para entrar se tienen que pedir las llaves en alguna de las tiendas del pueblo, o en la biblioteca, se informa de su disponibilidad en la misma puerta.
En Killin se puede pasar la noche, en alguno de los bed&breakfast de su calle principal, que también da al río y está llena de tiendas (también de ropa de aventuras y acampada) y cafeterías. También podemos descatar el círculo de piedras de Killin, cuyo origen es desconocido y está formado por 6 piedras y un altar central, en una propiedad privada pero accesible a unos 15 minutos a pie del puente. O las ruinas del castillo de Finlarig, del clan Campbell, a las afueras del pueblo y cuya visita es gratuita. Otra curiosidad es que Killin forma parte de la ruta de Rob Roy, el famoso escocés inmortalizado en el cine por Liam Neeson.
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Historia, Lugares, Naturaleza
«Una belleza salvaje» así denominó Oscar Wilde a la región recóndita irlandesa de Connemara (descendientes de
Con Mhac, del mar). Flanqueada al norte por la Bahía de Clew, al sur por la Bahía de Galway y al este por Lough Corrib y Lough Mask. Si algo caracteriza a Connemara es su naturaleza de colores variados, desde rojos a negros pasando por todo tipo de verdes, amarillos y grises.
Recorrer Connemara en coche (o contratando
algún tour en Galway) es sencillo y apasionante. La región es tranquila y la carretera agradable.
Está salpicada de pequeños pueblos de tradición costera y pubs con buena música irlandesa, como Clifden, donde se puede comer rico marisco como cangrejos, mejillones o sopa de pescado. Es la
Irlanda del Este más espectacular y auténtica.
En cuanto a sitios para visitar en Connemara, queremos destacar los tres más bonitos.
El puente que aparece en la película «El hombre tranquilo« de John Ford con John Wayne como protagonista (año 1952), porque la zona es preciosa y porque la película es un gran clásico.
El fiordo de Killary (único en Irlanda) junto a Leenane, el pueblecito a su orilla. Y, por supuesto,
la abadía de Kylemore, una oda artística al amor, y el
recuerdo de una tragedia.
Como curiosidad queremos hablar de los
ponis de Connemara, única raza de caballo autóctona de Irlanda. Se cuenta que son descendientes del caballo andaluz, cuyos ejemplares nadaron hasta la costa de Connemara desde los buques naufragados tras el hundimiento de la
Armada Española en el siglo XVI.
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Lugares
El Stari Most (o Puente Viejo) de Mostar, en la región Herzegovina de Bosnia, es el monumento principal de la ciudad, y su símbolo más destacado. Une las dos orillas del río Neretva para comunicar el barrio del centro histórico, de estilo medieval y con el suelo empedrado, y está flanqueando por dos torres: Halebija y Tala.

Existe desde el siglo XVI, la época otomana de esa región. Pero es tristemente famoso porque fue volado durante la guerra de Yugoslavia, en 1993, convirtiéndose además en el símbolo más destacado de ese conflicto, que dejó más de 200.000 muertos.
Cuando terminó la guerra comenzaron las labores de reconstrucción siguiendo métodos tradicionales de construcción de la época original, llevando varios años completarlo, hasta 2004. De ese modo también pasó a ser el símbolo de la reconciliación nacional bosnia. Y es que el Stari Most nunca ha sido solo un puente. Hoy está declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, junto con el barrio que lo rodea.
Como curiosidad destacamos que, en la actualidad, algunos jóvenes se tiran desde él al río, previa colecta turística, desde una espectacular altura de 20 metros. Además, hasta que se reconstruyó, los soldados españoles destinados en Mostar como parte de la misión de paz de la ONU construyeron un puente temporal (existe una Plaza de España en la ciudad en agradecimiento).