Cultura, Historia, Lugares
El palacio de Schönbrunn es uno de los principales atractivos a las afueras del centro de Viena (Austria). También es conocido como el Versalles vienés, por su belleza y estructura, de tipo barroco por fuera y rococó por dentro. Empezó a construirse en el siglo XVI, pero fue reconstruido, remodelado y ampliado en los siglos posteriores. Funcionó como residencia de verano de la dinastía Habsburgo. Tiene un total de 1.441 salas y habitaciones, de las que se pueden visitar 40.
Varios emperadores, reyes y princesas vivieron en este palacio, los más importantes podrían ser Fernando II, María Teresa, Francisco José, Carlos I o Isabel de Baviera, más conocida como Sisí emperatriz. Además, muchos personajes famosos pasaron por él, como Mozart; o Napoleón (que lo ocupó varios años). En 1961 tuvo lugar aquí el encuentro entre el presidente americano Kennedy y el jefe de estado ruso Jrushchov. En 1996 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Hoy en día se puede visitar a diario, y recorrer sus jardines y parques con fuentes y estatuas decorativas de forma gratuita. También hay recorridos por el palacio con audio-guía en español y distintos precios (5-20€). En su terreno se ubican además el zoológico más antiguo del mundo, un laberinto natural, rosaledas, el jardín del Príncipe Heredero, el jardín Oraniengarten, la Casa de las Palmeras, la Casa del Desierto y el museo de carruajes, con una de las mejores colecciones de vehículos históricos del mundo. Al palacio se puede llegar mediante metro, tranvía y autobús (en la estación de Hietzing). Recomendamos subir hasta la denominada Glorieta, un edificio diáfano en la colina de los dominios del palacio, desde donde la vista es más que espectacular.
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Lugares

La región austriaca de Salzkammergut tiene uno de los paisajes más espectaculares que la naturaleza puede ofrecer, gracias a la mezcla perfecta de montañas y lagos. Es en esta zona donde encontramos un pueblo cuya belleza es tan única que se le ha denominado «La Perla de Austria«.
La historia de este fantástico pueblo se remonta a la época de la Edad del Hierro, es aquí donde se ubica la primera mina de sal conocida, convirtiéndolo en un importante centro minero. Hasta el año 1890 la única manera de acceder era en bote o a través de estrechos senderos.

Vista desde el ferry
Hallstatt es pequeño y se puede recorrer en no más de 30 minutos, sin embargo, ese tiempo no es suficiente para poder admirar las magníficas vistas y las pintorescas casas, encimadas a lo largo del acantalido. Aunque se puede llegar en auto, la mejor manera es en tren, pues la estación se encuentra al otro lado del lago por lo que se tiene que tomar un pequeño ferry que lleva al pueblo y así disfrutar de un paseo que brinda fascinantes panoramas del contraste entre el lago, el pueblo y las montañas que los rodean.

Casas de madera
Para llegar desde Vienna, hay que ir a la estación del oeste «Westbahnhoff», tomar el tren de la compañía WestBahn que va a Attnang-Puchheim. De ahí se toma el tren regional que va a Obertraun, pasando por Bad Ischl y después Hallstatt. Aunque la companía austriaca OEBB tambíen ofrece trenes a Attnang-Puchheim, el boleto sale más caro sino se compra con anticipación en línea, mientras que los precios de WestBahn son fijos.

Plaza principal
Desde Salzburgo hay diferentes opciones, sin embargo, la más conveniente por el precio y las vistas que ofrece es tomar el autobús 150 que va a Bad Ischl y de ahí el tren con dirección a Obertraun para bajarse en la estación Hallstatt Bahnstl. Ahí estará esperando el ferry que lleva al pueblo de Hallstatt.
Gastronomía

El Wiener Schnitzel es el plato nacional austriaco y una de las recetas más conocidas de la gastronomía vienesa. Consiste en un filete de ternera empanado, frito en mantequilla y servido con una rodaja de limón.
En el Trío Viajero nos gusta comer, pero es que además nos gusta lo auténtico e incluso a veces cutre. El restaurante Schnitzelwirt es el ejemplo perfecto y no creo que haya nada más castizo en toda Viena; ciudad pulcra e impoluta.
Situado en Neubaugasse 52, a escasos metros de la parada de metro del mismo nombre y a unos 20 minutos a pie del Ayuntamiento de Viena, es la parada perfecta para un almuerzo contundente.

Plato combinado de schnitzel vienés, parisino y mexicano
Frecuentado por locales de buen comer, hasta las porciones de niño son enormes y cuesta mucho no dejar nada en el plato. La carta incluye desde el clásico vienes al parisino, que no lleva pan rallado; y los acompañan con ensalada, patatas o el más contundente que he probado, espagueti a la boloñesa.
En pleno centro de Viena, el precio es más que asequible y la experiencia única, ya que probablemente acabarás compartiendo mesa con algún austriaco.
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